EL GARRAPINILLOS PERDIÓ TRAS EL ÚLTIMO SEGUNDO
MARIANISTAS, 3- GARRAPINILLOS, 2
Miguel Ángel Gayoso, con una rotura de dos falanges del dedo meñique, buscó un titular para el partido de esta mañana en el campo de Marianistas: “Victoria con sufrimiento y suerte del Marianistas”. Nosotros dimos la cara hasta varios segundos después del último: el árbitro, un muchacho joven, muy joven, prolongó el tiempo y el Marianistas, líder en solitario, marcó un gol inesperado. Era el 3-2 definitivo; unos segundos antes, el colegiado había anunciado la última jugada: el equipo local sacó una falta al borde de la medialuna que no rebasó la barrera, iniciamos el contragolpe, con Diego y Jorge y Alfredo, que perdió el balón. Y así, cuando todo estaba concluido prácticamente, los blancos ganaron con un gol de zurda que nuestro arquero Juan –que se estrenaba y había estado espléndido- no logró atajar.
El Marianistas, que había sufrido muchísimo, tanto como nosotros sin duda, se encontró ahí con el golpe del líder que se escapa en solitario para ser campeón.
Hasta ahí el partido fue intenso, vibrante, jugado de poder a poder, con mucho trabajo por ambas partes, y con un tiempo para cada equipo. El primero tiempo fue para nosotros: vencíamos por 1-2 en el descanso, tras los goles de Alex Velilla y de Pirri, que ya lleva 15 tantos en la liga; y luego, empataron de penalti, para mi gusto muy riguroso: Aitor llegó justo al balón y lo tocó, y en ese contacto también intervino el extremo derecho del rival que cayó el suelo. Juan nada pudo hacer. Y desde ese instante se cruzaron las alternativas: Eduardo Pirri tuvo tres remates nítidos, especialmente un cabezazo a saque de Mario Calvera, y ellos también tuvieron varias jugadas claras, más claras aún. Pero hay que decir que ellos estuvieron mejor en la segunda parte, especialmente con más fondo físico en los últimos minutos.
Formamos de partida así: Juan; Alex Velilla, Marcos, Alfredo, Aitor; Diego Rodríguez, Mario; Diego Cali, Jorge Rodríguez, Alex Fernández; y Pirri. Luego intervinieron en el juego, Jorge David, recién incorporado; Jaime y Alex. El arquero Stalin no llegó a debutar, y el interior Miguel Garcés, que había jugado un estupendo partido el pasado sábado con dos tantos, no compareció.
Marianistas es un equipo correoso, compacto, que no pierde el sitio ni se pone nervioso cuando va con el marcador en contra. Es un conjunto físicamente imponente, bien estructurado, y con buenas individualidades en todas las líneas. Destacan sus centrales, sus dos medios centros, que intentaron apagar a Diego Rodríguez y mitigar los culebreos de Jorge, y uno de sus delanteros, el siete, pero todo el conjunto es bueno. Son trabajadores, se asocian, pelean hasta el último instante y tienen conciencia de equipo: bregan, pasan, cambian el juego constantemente y son conscientes de su poderío físico.
Sin embargo, hoy se encontrarán con la horma de su zapato. El Garrapinillos jugó con seriedad y sin complejos: quiso el balón, buscó la portería contraria y no se desencajó en ningún instante. Y así, poco a poco, fue haciéndose con el partido: marcó el 0-1, volvió adelantase con 1-2, y finalmente, cuando había cedido un poco más al empuje del rival aunque sin naufragar, sucumbió, tras haber hecho una defensa numantina, con el tiempo vencido ampliamente, aunque el árbitro dijese lo contrario. Nos perjudicó en tres lances específicos, sin duda, pero pese a todo el arbitraje ha sido más o menos correcto.
El Marianistas puede ser un justo vencedor, como lo habríamos sido nosotros, como habría sido justo, más justo tal vez, el empate. Con el empate para nosotros aún habría Liga y posibilidad de alcanzar el liderato; ahora, a ocho puntos, parece que lo más sensato es pensar que tendremos que luchar sin descanso por la segunda plaza y por lograr los puntos que dan acceso al ascenso directo. Ahora, a falta de saber que ha ocurrido hoy, ya nos habrá igualado Pina de Ebro en la segunda plaza, en caso de que haya ganado. O de que ganase ayer, que no lo sé todavía.
El Garrapinillos regresó dolido. Desespera perder cuando ya sabes que todo ha concluido. El partido fue excepcional: de batalla, de pura épica de domingo calmo y luminoso, de una bella y trabada intensidad. Un padre del equipo rival dijo: “Así da gusto. El Garrapinillos es el primer equipo que le planta cara seriamente. Si no es así hasta resulta aburrido venir al campo”. Con todo, Marianistas había perdido aquí un partido en los últimos instantes.
*Escena que veo desde la ventana, mientas escribo la nota: Sale Diego Rodríguez, el ocho, de casa con la cabeza gacha, con una especie de melancolía, con una sensación de pérdida. Quiero pensar que le ha dolido profundamente perder así. Ha jugado bien, con menos brillo que otras veces, hasta desfondarse, pero hoy se ha enfrentado a los dos mejores medios centros, con él, creo, de su serie. Y ellos tienen más envergadura física. Entre los dos, lograron minar su resistencia, sus avances y sus cambios de ritmo. Hoy el partido, incluso a él, se le ha hecho largo. Aquí le vemos en una foto de José Antonio Melendo desbordando a un rival.
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